Bruxismo y Disfunción Temporomandibular
La disfunción temporomandibular (DTM) agrupa toda una serie de problemas clínicos que afectan a los músculos que usamos al masticar, a la articulación que permite que se mueva la mandíbula (articulación temporomandibular o ATM) y / o a otras estructuras relacionadas.
Los problemas más frecuentes son dolor, ruidos y crujidos en la ATM y dolor de los músculos masticatorios al abrir o cerrar la boca y otros problemas que impiden el uso normal de la mandíbula tanto a la hora de comer como incluso al hablar.
Los tratamientos más eficientes son: los ejercicios, correcciones de posturas y hábitos parafuncionales, relajación, algunos medicamentos y una férula de descarga de uso por la noche.
La causa más frecuente de la aparición de la disfunción temporomandibular es el bruxismo, que afecta a un gran número de personas sin que ellas sean si quiera conscientes de que padecen esta dolencia.
síntomas del bruxismo
El bruxismo se manifiesta de distintas formas, tanto durante el día como cuando el paciente está dormido. En ese momento, que puede ser de noche o durante una siesta, el bruxismo se hace patente a través de un fuerte rechinar o apretar de los dientes, que en muchos casos es incluso audible. Pero los síntomas del bruxismo van más allá:
- Contracciones de los músculos que activan las mandíbulas. Es habitual que una persona con bruxismo “mastique” cuando debería tener la boca en reposo y no en tensión ni en movimiento.
- Una mayor sensibilidad en los dientes. El bruxismo puede potenciar ese malestar habitual al ingerir alimentos y bebidas especialmente fríos o calientes.
- Inflamación de la mandíbula y crujidos al abrir y cerrar la boca.
- El bruxismo también genera desgaste y hasta la rotura de algunas piezas dentales.
- Dolor y fatiga muscular como consecuencia de la tensión constante en la zona.
Además, el bruxismo puede tener consecuencias directas e indirectas en otras zonas del cuerpo, como el aparato auditivo, la zona lumbar o la cabeza.